lunes, 3 de mayo de 2010

CERNÍCALO


La vímos cuando el ascensor nos dejó en la planta cuarta, en casa. Había oscurecido. Estaba casi inmóvil entre una pared y una cristalera, en el suelo. Nuestra principal preocupación fue que no se golpeara por huir de nosotros. Pude atraparla con la chaqueta y aunque su corazón latía acelerado no dio muestras de estar asustada. Tenía una anilla en una de sus patas. Siguiendo el consejo de un amigo veterinario, la pusimos en una caja con unos agujeros para que pasara la noche. Al siguiente día la llevamos al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Cabildo de Gran Canaria. Allí apreciaron que no tenía ningún daño.
040907.

No hay comentarios: